Las capitales, las fronteras y la construcción de los países
La relación entre las capitales y fronteras de los países no es una relación de lucha sino de integridad. Es imprescindible para cada Estado tener una capital que es el centro, y extremos y fronteras que representas las alas que no se desarrolla sin ellas. Se nota que el centro en la mayoría de los países posee una gran atención y mucho interés a lo largo de la historia, pero el nivel de este interés se diferencia entre los países desarrollados y los en vías de desarrollo. El país desarrollado no puede descuidar una parte de sus tierras o habitantes para que no sea una oportunidad de su pérdida, negligencia, agresión o separación. Un poeta entró a Umar Ibn Abdul-Aziz, Alá esté complacido con él, y le recitó estos versos: Si tú quieres proteger a tus súbditos, los gobernantes de tus tierras son lobos. No responderán tu llamada hasta que azotes cuellos con espadas. El desarrollo de las afueras y las zonas fronterizas no es sólo la responsabilidad del gobierno o los líderes políticos, sino también la responsabilidad de todas las instituciones del Estado, sean estatales, organizaciones no gubernamentales o empresarios. La inversión, la enseñanza, la sanidad, la vivienda, la cultura, los Habices, los monumentos y los otros ministerios y las asociaciones que trabajan en el campo de los servicios sociales y los empresarios patrióticos deben prestar interés especial por los extremos, sobre todo, las zonas fronterizas, considerándolas cuestión de seguridad nacional de una parte y de desarrollo, de otra. Tenemos que convertir todos los extremos y las zonas fronterizas del país a zonas atrayentes, ya que en caso de desinteresarse por ellos, los habitantes se obligan a dirigirse hacia el centro, lo que representa una presión inhabitual al centro y sus afueras y crea muchos barrios desordenados a su alrededor y conduce a un sistema de categorías que produjo con el paso del tiempo problemas sociales que necesitan resoluciones no tradicionales para tratarlos. A la sombra del interés de los países por la inversión dentro de sus extremos y regiones fronterizas y el ahorro de los servicios necesarios de sus ciudadanos: viviendas, sanidad, enseñanza, cultura y los demás servicios, pues todo esto conduce a una vida estable en aquellas zonas, un gran vínculo de los habitantes con su tierra, una protección de cada átomo de polvo o arena y una pertenencia nacional pura. En caso de tener los factores de atracción para trabajar e invertir seriamente en estas zonas como ocurre ahora en el Sinaí, Matruh, Ismailia Al-Gadida, Halayb, Shalatin, El Wadi Al-Gadid y las zonas desérticas en general, seguro que se convertirán en zonas atrayentes, hecho que conducirá a haber un equilibrio geográfico y ahorra una vida digna de los habitantes de estas zonas, así como, disminuye la presión sobre el centro y los servicios imprescindibles que presenta a los habitantes. Seguro que todo esto hará de esas zonas un factor de atracción turística, asombro civilizado y signo de la grandeza y alteza de los pueblos.